Cada día, más de 100.000 personas se trasladan a barrios marginales del mundo en desarrollo — una persona cada segundo.
Casi 1.500 millones de personas viven actualmente en asentamientos informales y barrios sin acceso adecuado a servicios de salud, agua potable y saneamiento.
Muchos enfrentan riesgos de huracanes, ciclones, inundaciones, terremotos y epidemias, así como de criminalidad, incendios y accidentes industriales.
Algunas ciudades presentan un potencial creciente de violencia relacionada con la delincuencia, las elecciones o los conflictos políticos. Sin embargo, también ofrecen refugio a quienes huyen de conflictos, persecución e inseguridad en zonas rurales.
Por ello, es evidente que las áreas urbanas deben ser una preocupación humanitaria cada vez más relevante.
No obstante, la acción humanitaria ha tenido históricamente un enfoque rural, ayudando a personas desplazadas por conflictos o desastres en el campo.
Con más del 50 % de la población mundial —7.000 millones de personas— viviendo en zonas urbanas, la cara de la vulnerabilidad humana está cambiando a nivel global.
Aunque se ha trabajado bastante en torno al riesgo y la vulnerabilidad urbana, el sector humanitario ha sido más lento en traducir esto en implicaciones operativas claras.
Este estudio exploratorio representa el primer paso para que la Cruz Roja Británica y sus socios comprendan mejor los desafíos que presenta la acción humanitaria en contextos urbanos, y cómo abordarlos estratégicamente.
Está destinado principalmente a la división internacional de la Cruz Roja Británica y a sus socios, aunque varios hallazgos generales también son relevantes para otras partes del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, así como para otras agencias humanitarias como las de la ONU o las ONG internacionales.
El estudio identifica qué funciona en entornos urbanos, qué es relevante para el enfoque de la Cruz Roja Británica y, sobre todo, qué es práctico para su personal.
Aunque recoge aprendizajes de programas humanitarios globales, se centra principalmente en cinco contextos operativos: Haití (Puerto Príncipe), Uganda (Kampala y otras ciudades), Yibuti (ciudad de Yibuti), Mongolia (Ulán Bator) y Nepal (Katmandú).
Analiza la evolución del riesgo y la vulnerabilidad urbana en relación con fenómenos naturales, violencia y conflicto urbano, medios de vida, salud, agua, saneamiento e higiene, así como vivienda, tierra y entorno construido.
No sólo está cambiando la naturaleza y escala del riesgo en las ciudades, sino que la exposición a desastres naturales como terremotos, deslizamientos e inundaciones puede agravarse aún más.
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